Cómo preparar al niño en la temprana edad
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Cómo preparar al niño en la temprana edad
Ibn Qudaamah al-Maqdisi
Mujtasar Minhaaj Al-Qaasidin
Debe saber que el niño es
responsabilidad de sus padres, su corazón se asemeja a una joya inocente donde
la misma queda abierta a cualquier grabado. Por lo tanto, si el niño se
acostumbra a la justicia después la desarrollará y crecerá en ella, siendo sus
padres y tutores quienes compartirán con él la recompensa de vivir una vida
piadosa y justa. Del mismo modo, si el niño está acostumbrado al mal entonces
él crecerá en esto - por lo que el pecado recaerá en sus tutores. Así pues, el
guardián de un niño deberá proteger, cultivar la disciplina y enseñarle nobles
modales y protegerlo de las malas compañías.
El tutor del niño no deberá
acostumbrarle al lujo y deberá asegurarse que el niño no se apegue a las formas
y medios de embellecimiento y riqueza - de lo contrario el niño crecerá hasta
perder su vida tratando de buscar únicamente esto.
Por el contrario, es conveniente que
el tutor supervise al niño de corta edad - así pues la mujer que amamanta y
cuida del niño (la madre u otra mujer) deberá ser una mujer justa y piadosa,
que únicamente come del halal - de hecho la leche que la mujer produce después
de comer el haram no contiene barakah (bendición) en la misma.
A partir de entonces, el niño
comenzará a pensar y discernir, y el primer signo de esto es el sentimiento de
timidez. Esta timidez es un excelente indicador de que la mente y el intelecto
del menor se están empezando a desarrollar, y se acerca a la edad de la
pubertad. Así pues el niño deberá ser ayudado, disciplinado y enseñado en los
modales correctos - a través de dicha timidez.
Más tarde, cuando los primeros signos
de lo apetecible en la alimentación llega a volverse algo frecuente, habrá que
enseñarle las costumbres en el comer, y en ocasiones deberá dársele únicamente
pan para comer para que no llegue a apegarse a lo que se come con ello (plato o
acompañamiento), teniendo en cuenta que es una necesidad. Comer en exceso
deberá ser también indeseable para él, debiéndole enseñar que el exceso en el
comer se asemeja a la ingesta animal.
Al niño se le debe incitar que
prefiera la ropa limpia, blanca frente a la ropa sucia o de seda - también
enseñar que la ropa de seda no se usa, salvo por mujeres y hombres afeminados.
Los hijos deben ser prevenidos de mezclarlos con otros niños acostumbrados al
lujo.
A partir de entonces, el niño se
centra en su escuela. Él aprende el corán, ahadiz y se le enseña ejemplos de
gente piadosa, para que el amor hacia los justos se afiance en su corazón.
Además, se deberán tomar medidas para evitarle la escucha y memorización de
poesía que contenga una mención al amor y al romance.
Cada vez que el niño muestre una
característica hermosa, o una loable acción, deberá ser pues apreciado y
recompensado con algo que le guste y será digno de alabanza en presencia de
otras personas.
Sin embargo, si se opone a esto
(haciendo algo malo), en ocasiones podrá pasarse por alto y no exponerle. Si
persiste en dicha acción, se le advierte en secreto y se le atemoriza con la
idea de que otras personas podrán enterarse. Sin embargo, el niño no debe ser
aseverado y advertido con demasiada frecuencia, ya que este tipo de tratamiento
hará que se acostumbre a ser censurado y reprendido - por el contrario, el
tutor deberá refrenarse de usar un discurso amenazante con el niño.
También es apropiado que la madre
discipline al niño con el padre (es decir, utilizando la posición natural de la
autoridad, y el temor al padre.)
El niño debe ser impedido de dormir
durante el día, ya que dará lugar a la pereza y no se le debería impedir dormir
en la noche. No se le debe proporcionar un colchón mullido - éste impide
que sus huesos y esqueleto se vuelvan fuertes. Lo correcto es que él se
acostumbre a la austeridad en su alimentación, vestido y sueño. También debe
hacer que se acostumbre a caminar, la actividad y el ejercicio logrará que no
le supere la pereza.
Al niño se le enseña a no presumir
delante de sus amigos y compañeros de algo relacionado con sus padres, o
jactarse con respecto a su comida y ropa. Más bien se nutre en la modestia y es
amable y generoso con quien él tiene una relación.
Se le ha de impedir que coja algo de
otro niño. Deberá de enseñarle que lo inferior radica en coger y que la
dignidad y superioridad emana en dar.
Deberá prohibírsele escupir en las
reuniones, sonarse la nariz, bostezar delante de los demás, y sentarse con las
piernas en punta, una encima de la otra.
También debe estar acostumbrado a
hablar poco y no debe hablar sino al contestar una pregunta o al cumplir una petición.
Deberá dominar la habilidad en la
escucha activa cuando otros hablen sobre todo si quien habla es mayor
que él.
Se le debe enseñar a presentarse a la
persona que tenga autoridad sobre él y a sentarse cerca, al lado, o delante de
una persona.
Es precavido en evitar el discurso
lascivo y mantiene contacto con aquellos que usan su manera de hablar - de
hecho, el fundamento de la protección de un niño se encuentra en mantenerlo
alejado de las malas compañías.
También forma parte de las buenas
prácticas que el niño cuando termine su estudio se le permita jugar en algo
bueno, con ello será capaz de relajarse de la dificultad y de la seriedad del
aprendizaje y la disciplina. Se dice, “La relajación del corazón y la mente,
fortalece la memorización y el intelecto.”
El niño debe ser criado en la
obediencia a sus padres y a su educador, debiendo honrar a dichas personas.
A partir de entonces, cuando alcance
los siete años de edad, el proceso será ordenarle el Salah (oraciones
obligatorias), y no excusarle de no estar en un estado de pureza (conociendo el
wudu ', y permaneciendo en dicho estado) para que se acostumbre a ello. También
debería ser amonestado cuando mienta o engañe, y luego, cuando se acerque a la
pubertad deberá aprender las diversas legislaciones del Islam y se hará
responsable de ellas.
Deberá saber que la alimentación es
un tipo de medicamento y el objetivo detrás de dicha ingesta será fortalecer el
cuerpo a fin de mostrar como resultado la obediencia a Allah, el Altísimo, a
través de la adoración. Este Dunya (vida mundanal), no permanecerá para siempre
y la muerte erradica los placeres de este mundo. La muerte espera a cada
persona pudiendo llegar en cualquier momento. El inteligente, por lo tanto, es
aquel que se prepara para la otra vida.
Por lo tanto, si la educación del
niño es piadosa entonces todo acabará asentado en su corazón - de la misma manera un grabado se fija en la piedra.
Sahl ibn Abdullah dijo una vez:
“Siendo un niño de tres años, permanecía despierto en la noche buscando a mi
tío, Muhammed bin Sawaar, rezando. Así pues un día me dijo: “¿por qué no
recuerdas a Allah, quien te creó?” Le pregunté, “y ¿cómo Le recuerdo?” Él
respondió: "Di, tres veces en tu corazón sin mover la lengua: Allah está
conmigo, Allah cuida de mi, Allah testifica sobre mí.” Dije esto un número de
veces todas y cada una de las noches hasta acostumbrarse a ello. Después me
dijo: “dilo once veces cada noche.” Así lo dije, sintiendo la dulzura de dicha
declaración en mi corazón. Un año después de esto, mi tío me dijo: “Memoriza y
protege lo que te he enseñado, y actúa de acuerdo a ello hasta entrar en la
tumba” Por lo que continué actuando sobre estas palabras durante años y
encontré la dulzura de ello en mi vida privada. Dijo después: “¡Oh Sahl, quien
permanezca con Allah, Él lo mira y atestigua por él! – ¿crees que esa persona
debería desobedecer a Allah? Ten cuidado con desobedecer a Allah.” Después de
esto, avancé en la escuela y memoricé el corán con tan sólo seis o siete años
de edad. Ayunaba todo el tiempo, mi sustento diario era pan de cebada y después
despertaba en la noche para rezar.”
Traducido del Inglés al Castellano
por: Hayat al’andalusia para www.islamentrehermanas.forumactif.com
Original:
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